Por Richard Baxter (1615 – 1691)
¿Qué
sería de ti si Dios te cortase la vida, sin haberte convertido? ¿Dónde crees
que estarías en este momento si esto sucediera? ¿No lo sabes? ¿No conoces lo
que dice la Biblia? ¿O no crees lo que Señor Jesús dice? Si no lo sabes, yo te
lo diré. Sin duda, tan cierto como ahora estás en la tierra, estarías ahora en
el infierno. ¡Y todas las oportunidades que Dios te dio y que despreciaste
testificarían en contra tuya!
Si Dios hubiese planeado cortar tu vida, lo habría hecho igual con un
pedazo de pan, un trago de agua, un mal movimiento, una caída, o la patada de
un caballo. Cualquier enfermedad bastaría para enviar tu alma culpable y
descuidada a la eternidad; ¡Y te aseguro que no sabes cuán aterrador será para
los inconversos comparecer ante Dios!
Es
asombroso cómo la muerte cambia las cosas. Imagina cómo será
después de haber vivido en este mundo encontrarte de repente en el
otro mundo entre ángeles y espíritus de todo tipo. Aun los piadosos son
asaltados por sobresaltos, inquietudes e incógnitas acerca de
esa transición Esto se debe a que a la vida después de la
muerte es algo inexplorado. Pero esta inquietudes se disiparán para ellos
cuando encuentren alli al salvador que venció la muerte por ellos, y cuando reciban de Su
mano el gozo y la gloria prometidos. Sin embargo, para los impíos la sorpresa
será otra: miseria, soledad y tormento eterno.
¡Oh queridos amigos!
Qué terrible será su condición si mueren sin haberse convertido. Sus
corazones no pueden concebir ni la milésima parte de la miseria que estarían
experimentando ahora si ya se hubiesen ido de este mundo sin Cristo.
Han vivido toda su vida expuestos a este peligro, ¿Y piensan seguir
viviendo así? Que Dios no lo permita. ¿Acaso después de que la maravillosa
misericordia de Dios los ha librado de morir e ir infierno sin
arrepentimiento, dándoles tiempo para que lo hagan, piensan seguir viviendo
la misma vieja vida?
Cuando veo a alguien así, pienso en Lot, quien aunque los ángeles le
urgían que saliera de Sodoma, titubeaba por causa de sus hijas, de su mujer y
de sus posesiones materiales, hasta que los mismos ángeles tuvieron
que sacarlo (Gen. 19).
Dios te está urgiendo para que huyas de la Sodoma de tus
pecados. Pero hasta ahora has titubeado. ¡Oh, que el Señor tenga misericordia
de ti y ponga Sus manos en tu corazón para arrancar de ti el amor al mundo y a
la impureza! Me siento responsable y por eso te ofrezco esta
advertencia: Escapa por tu vida ahora; no mires detrás de ti; no te detengas,
no sea que perezcas en tu negligencia.