Leer | 1 Pedro 1.6, 7
6 En
lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es
necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para
que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque
perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando
sea manifestado Jesucristo,
Cada uno de nosotros, tarde o temprano, pasará por tiempos
difíciles. No obstante, la Biblia dice que durante los tiempos de problemas y
adversidades Dios espera que sus hijos respondan de la manera correcta.
El pasaje de hoy nos enseña que debemos regocijarnos durante las
dificultades. Esto no significa, por supuesto, que debemos estar felices por
las adversidades. Pero podemos estar gozosos porque sabemos que Dios está
utilizando esas circunstancias para prepararnos y hacernos crecer. Aunque tener
una actitud positiva durante una situación negativa no parece lógico, he aquí
dos razones para lograrlo:
Primero, el Señor nos enseña que debemos soportar con firmeza
las experiencias difíciles que enfrentemos. Nuestra reacción natural ante el
dolor es correr en la dirección contraria —y lo más rápidamente posible. Pero
Dios quiere que “aguantemos” para que podamos recibir todo el beneficio de la
lección que Él tenga para nosotros.
Segundo, el Padre celestial utiliza las pruebas como un fuego
purificador para limpiar a sus hijos y ayudarlos a madurar en la fe. Él tiene
un plan para cada creyente, y la adversidad es una de las herramientas
necesarias que nos preparan para hacer su voluntad.
A medida que veamos que Dios saca cosas buenas de nuestras
adversidades, comenzaremos a enfrentar los tiempos difíciles con la confianza
de que Él permitirá lo que más nos convenga. Podemos regocijarnos en que el
Señor nos está haciendo más fuertes, purificando nuestros corazones, y
convirtiéndonos en personas con fe inquebrantable.
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