domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Temor o Fe?

15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

15 de noviembre de 2014
Muchos creyentes viven sin aprovechar las oportunidades que Dios les presenta porque tienen miedo de vivir como Él desea. El temor puede paralizarnos y hacernos perder oportunidades para servir, ministrar o ver trabajar al Señor en nosotros. Piense en los once discípulos que se quedaron en la barca cuando Pedro se lanzó y caminó hacia Jesús. ¿Cuántos se habrán arrepentido de haber escogido la seguridad antes que el gozo de caminar sobre las aguas al lado del Hijo de Dios? Lamentablemente, muchos cristianos se quedan en la barca durante toda su vida. Al final, estas mismas personas se preguntarán por qué sus vidas parecieron estar vacías.
Sucumbimos fácilmente al poder del temor cuando tratamos de enfrentar las dificultades con nuestras propias fuerzas. No fuimos creados para vivir de esa manera. Dios nos diseñó para que funcionáramos mejor por medio del poder de Jesucristo. Mientras estuvo de pie en la superficie del Mar de Galilea, Pedro miró a su alrededor el feroz viento, y recordó que ningún ser humano podía caminar sobre el agua. Su propia fuerza no era suficiente para mantenerlo a flote, y se hundió rápidamente. Pero el poder de Jesús fue suficiente para sacar a Pedro del mar y llevarlo a salvo a la embarcación.
El temor puede paralizar al creyente y, como consecuencia, obstaculizar el plan del Señor. Pero responder con fe a las instrucciones de Dios libera el poder divino y pone en movimiento su trabajo. En el momento que salimos de la barca y nos alejamos de los límites acostumbrados y de nuestras limitadas fuerzas, caminamos por fe.


jueves, 13 de noviembre de 2014

Gracia Concedida

3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,

13 de noviembre de 2014
Gracia es la benevolencia y la misericordia de Dios concedidas a quienes éramos indignos de recibirlas. Pero, por su gracia, ofrece salvación para que todo aquel que ponga su fe en Jesucristo como Salvador, pueda tener una nueva relación con el Padre celestial. Y a partir de ese momento, Dios . . .
 Declara que hemos sido justificados. El Padre ve la justicia de Cristo como nuestra (2Co 5:21 [RV1960])
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
 La culpa y la vergüenza del pecado han sido quitadas (Rm 8:1 [RV1960])
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
y podemos vivir confiadamente para el Señor Jesús, no importa lo que hayamos sido antes.
• Nos reclama como su familia, pues nos adoptó espiritualmente para que pudiéramos llegar a ser hijos de Dios y llamarlo “Padre”.
• Nos hace coherederos con Cristo. Y nos garantiza y reserva una herencia que recibiremos en el cielo cuando vayamos a pasar la eternidad junto a Él. Pero además, nos libera del amor a las cosas materiales de este mundo, pues pasamos a ser verdaderamente ricos (2Co 8:9 [RV1960])
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
 Nos da, a quienes estábamos muertos espiritualmente, un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Puesto que ahora somos salvos, Dios nos ha dado una vida nueva en Cristo (2Co 5:17 [RV1960])
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
 Nos levanta de la vida que una vez vivimos, a una nueva vida con Él. El Espíritu Santo habita en los creyentes, y su fruto es amor, gozo y paz.
• Nos hace libres del poder del pecado, de Satanás, y de nuestro ego. La obediencia y la victoria se convierten en una realidad en nuestra vida a medida que nuestra fe en Jesucristo crece.
Alabado sea Dios por su gracia infinita.



miércoles, 12 de noviembre de 2014

Salvos por Gracia

 Leer | Efesios 2.1-10
1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

12 de noviembre de 2014
¿Por qué razón tantos que han puesto su fe en Jesucristo se sienten derrotados? Puede ser porque no han llegado a entender, por completo, lo que sucedió cuando fueron salvos. O porque quizás, estén tratando de entender lo que significa ser salvos de verdad.
Desde la perspectiva de Dios, antes de que confiáramos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, estábamos muertos en nuestros pecados ((Ef 2:5 [RV1960])
aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),, bajo su ira ((Jn 3:36 [RV1960])
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
 y condenados a la separación eterna de Él ((Ap 20:15 [RV1960])
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
Nos veía como personas que merecían la condenación, y cuyos esfuerzos eran inútiles contra la ira divina —como rebeldes incapaces de volvernos a Él, de no ser por la obra del Espíritu Santo.
Dios nos veía como desvalidos e irremediablemente perdidos. Era evidente que se necesitaba algo superior a nosotros para hacernos aceptables a sus ojos. Y Dios nos amó tanto que estuvo dispuesto a hacer lo que fuera necesario para rescatarnos de nuestra terrible condición.
Su solución fue la gracia. Dios envió a un Salvador que cargó con nuestros pecados, que se hizo pecado por nosotros, y que sufrió la ira del Padre por esos pecados. Este Salvador era el unigénito Hijo de Dios, quien pagó la deuda que debíamos por nuestras transgresiones pasadas, presentes y futuras —una deuda que nosotros jamás podríamos haber pagado.
Jesús fue el Cordero que derramó su sangre en nuestro lugar —un Redentor que nos rescató de la muerte espiritual y nos hizo aceptables delante Dios. ¿Qué ocurrió? Fue un milagro de vida, un renacimiento para todos los que habríamos de creer, porque una vez estuvimos muertos espiritualmente.




lunes, 10 de noviembre de 2014

Nuestras necesidades no Satisfechas

Leer | Salmo 84.11, 12
11 Porque sol y escudo es Jehová Dios;
Gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. 12 Jehová de los ejércitos,
Dichoso el hombre que en ti confía.  

10 de noviembre de 2014
Si Dios ha prometido satisfacer nuestras necesidades, y tiene el poder para hacerlo, entonces, ¿por qué no las atiende siempre de inmediato?
Notemos que en el pasaje de hoy, la promesa de Dios tiene una condición (v. 11 “andan en integridad”). Por tanto, si Dios no está satisfaciendo nuestras necesidades como creemos que debería, es porque tiene un plan diferente, o porque algo en nuestra vida lo está impidiendo.
 El pecado. El pecado es una de las razones por la que es posible que nuestras oraciones no sean respondidas. Si Dios ignorara la desobediencia y nos concediera lo que le pedimos, estaría aprobando un estilo de vida pecaminoso.
 La holgazanería. Aunque el Señor es la fuente final de todo lo que tenemos, Él nos ha dado la responsabilidad de trabajar para satisfacer nuestras necesidades básicas (2 Ts 3.10, 11) 10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. 11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.
 Si usted es una persona capaz de trabajar, pero no está dispuesto a hacerlo, Dios no reforzará su desidia.
 Los deseos. Es posible que el Señor no le haya dado lo que usted esperaba, porque sus “necesidades” son, en realidad, deseos. Si Dios ve que sus deseos serán un impedimento para cumplir lo que quiere para usted, es posible que le diga “no”, porque tiene un “sí” que es mucho mejor.
Para evitar sentirse decepcionado, recuerde que las acciones y la identidad de Dios siempre coinciden. Él no premiará el pecado; y sus respuestas a la oración tendrán el propósito de conformarnos a la imagen de Cristo. Por eso, si Él no le ha dado lo que considera indispensable, es porque está preparando una bendición mucho mejor para usted.



domingo, 9 de noviembre de 2014

Como desarrollar una fe Sólida

6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

Cada uno de nosotros, tarde o temprano, pasará por tiempos difíciles. No obstante, la Biblia dice que durante los tiempos de problemas y adversidades Dios espera que sus hijos respondan de la manera correcta.
El pasaje de hoy nos enseña que debemos regocijarnos durante las dificultades. Esto no significa, por supuesto, que debemos estar felices por las adversidades. Pero podemos estar gozosos porque sabemos que Dios está utilizando esas circunstancias para prepararnos y hacernos crecer. Aunque tener una actitud positiva durante una situación negativa no parece lógico, he aquí dos razones para lograrlo:
Primero, el Señor nos enseña que debemos soportar con firmeza las experiencias difíciles que enfrentemos. Nuestra reacción natural ante el dolor es correr en la dirección contraria —y lo más rápidamente posible. Pero Dios quiere que “aguantemos” para que podamos recibir todo el beneficio de la lección que Él tenga para nosotros.
Segundo, el Padre celestial utiliza las pruebas como un fuego purificador para limpiar a sus hijos y ayudarlos a madurar en la fe. Él tiene un plan para cada creyente, y la adversidad es una de las herramientas necesarias que nos preparan para hacer su voluntad.
A medida que veamos que Dios saca cosas buenas de nuestras adversidades, comenzaremos a enfrentar los tiempos difíciles con la confianza de que Él permitirá lo que más nos convenga. Podemos regocijarnos en que el Señor nos está haciendo más fuertes, purificando nuestros corazones, y convirtiéndonos en personas con fe inquebrantable.



viernes, 7 de noviembre de 2014

Equipado para Servir


Leer | 1 Pedro 4.10, 11
10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. 11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
El Señor ha dado una responsabilidad grandiosa a quienes ha salvado. Ha llamado a los creyentes a ser sus siervos, y a realizar su obra aquí en la Tierra. Piense solamente en lo importante que es que el Todopoderoso, que no necesita nada, y que puede hacer todas las cosas, nos invita a formar parte de lo que está haciendo.
Ser un siervo del Señor requiere que nos pongamos bajo su autoridad, escuchemos sus instrucciones, y llevemos a cabo sus mandatos. Con nuestras propias fuerzas, esta tarea está más allá de nuestras capacidades, pero cuando estamos caminando obedientemente con Él, nos da todo lo que necesitamos.
El Padre celestial nunca le delega tareas a sus hijos sin equiparlos previamente. Comienza desarrollando el carácter de Cristo en nosotros. Luego, al cooperar nosotros con su Santo Espíritu, Dios transforma un corazón egocéntrico en el corazón de un siervo que se deleita en atender las necesidades de los demás.
Para capacitarnos mejor, el Señor nos da dones espirituales que debemos utilizar en beneficio de otros. Con tareas específicas en mente para cada creyente, el Espíritu Santo concede los dones espirituales que necesitamos para cumplir con los propósitos de Dios.
La invitación ha sido hecha, y el poder y las capacidades están a nuestro alcance. Lo único que necesita son siervos dispuestos a participar en la aventura más emocionante de la vida. Únase al Señor en su trabajo, utilice sus dones espirituales, y deje una huella para Cristo en este mundo.