Leer | Efesios 5.15-17
15 Mirad,
pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,16 aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos.17 Por tanto, no seáis insensatos, sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
15 de noviembre de
2014
Muchos creyentes viven sin aprovechar las oportunidades que Dios
les presenta porque tienen miedo de vivir como Él desea. El temor puede
paralizarnos y hacernos perder oportunidades para servir, ministrar o ver
trabajar al Señor en nosotros. Piense en los once discípulos que se quedaron en
la barca cuando Pedro se lanzó y caminó hacia Jesús. ¿Cuántos se habrán
arrepentido de haber escogido la seguridad antes que el gozo de caminar sobre
las aguas al lado del Hijo de Dios? Lamentablemente, muchos cristianos se
quedan en la barca durante toda su vida. Al final, estas mismas personas se
preguntarán por qué sus vidas parecieron estar vacías.
Sucumbimos fácilmente al poder del temor cuando tratamos de
enfrentar las dificultades con nuestras propias fuerzas. No fuimos creados para
vivir de esa manera. Dios nos diseñó para que funcionáramos mejor por medio del
poder de Jesucristo. Mientras estuvo de pie en la superficie del Mar de
Galilea, Pedro miró a su alrededor el feroz viento, y recordó que ningún ser
humano podía caminar sobre el agua. Su propia fuerza no era suficiente para
mantenerlo a flote, y se hundió rápidamente. Pero el poder de Jesús fue
suficiente para sacar a Pedro del mar y llevarlo a salvo a la embarcación.
El temor puede paralizar al creyente y, como consecuencia,
obstaculizar el plan del Señor. Pero responder con fe a las instrucciones de
Dios libera el poder divino y pone en movimiento su trabajo. En el momento que
salimos de la barca y nos alejamos de los límites acostumbrados y de nuestras
limitadas fuerzas, caminamos por fe.